Noventa bajo cero {Sophie}

No pude evitar mirarlo feo cuando dijo lo del karma y me salió un gesto de lo más infantil, le saqué la lengua. Incluso me sorprendí bastante con ello, pero luego no pude evitar soltar una carcajada salida por completo del alma y cuando me invitó a que siguiera comiendo grageas yo me acerqué hacia donde estaba él y sin hacerlo a propósito, Sirius quedó recargado en el tronco de un árbol.

Yo sonreí y saqué una gragea y la acerqué a sus labios - es tu turno, después de todo, las grageas son tuyas, me parece que esta tiene un color un tanto...neutral, así veremos quien tiene peor Karma - le dije guiñándole un ojo divertida.

Y a pesar de todo, yo no podía borrar de mi memoria el sonido de su risa, tan natural, tan abierta, cómo si nada más fuera importante. Además, Sirius, a diferencia de todas las personas a las que conocía, se reía con todo, no fingía que lo hacía, en verdad disfrutaba haciéndolo.

- Bueno, sí soy mayor que tú y más inteligente que tú y...soy mejor que tú en todo...puedo darme el lujo de verme infantil - le dije guiñándole un ojo divertida y pellizcando su mejilla como si de un pequeño se tratara.

Él tomó la gragea de mis dedos y se la metió a la boca con lo que yo bufé un poco, pero decidí tomármelo con más calma, no valía la pena enojarme por una niñería así. Él hizo cara de asco, pero luego dijo que había sido de vainilla a lo que volví a sacarle la lengua.

Sirius me quitó las grageas y se colocó a mi espalda, cuando oí su comentario me reí arrogantemente - ya lo veremos guapo - susurré y volteé mi cuello para observar sus ojos, claro que el movimiento había dejado sus labios a escasa distancia de los míos; distancia que quería acortar, sin embargo, había en mí el gran sentimiento de que, si me apartaba, eso sí que dolería y no sabía qué tan bien podría soportar aquello

Su sonrisa, no sabía por qué pero cada vez que la veía, mi corazón se detenía por una milésima de segundo, era hermosa sin duda, pero había algo más que me atraía, me gustaba verlo sonriendo.

La verdad no esperaba que me besara y el que lo hiciera había hecho que mi corazón latiera desbocado, por primera vez, correspondía un beso, no por el placer de recibirlo, sino por el placer de dárselo a él.

Su mano hizo contacto con la mía y yo la rodeé suavemente con mis dedos, no queriendo ser muy obvia con esa caricia, pero sí lo suficientemente clara en que me gustaba. Él separó mis labios de los suyos y cuando su mirada se encontró con la mía, no pude más que mirarlo sin más, no quería disimular en ese momento.

ME pidió que no le dijera guapo y yo sonreí sincera y divertidamente - me alegra que tú mismo te dés cuenta de que no eres taaan guapo, el primer paso es reconocerlo y lo hiciste muy bien - le guiñé un ojo y con un gesto de lo más natural, besé rápidamente sus labios de nuevo

Cuando se puso serio yo pensé que en verdad se había enojado, sin embargo al oír su segundo comentario yo no pude evitar sonreír con verdadera diversión. No me había dado cuenta de en qué momento había dejado tan descuidadas mis defensas, la verdad era que en estos momentos con Sirius, había actuado más naturalmente que nunca antes con nadie más que no fuera mi hermano.

- Vaya, yo pensé que no podías ser más ególatra, Black - dije sarcástica pero sin querer ser ofensiva.

Sirius sujetó mi barbilla y yo lo miré con una sonrisa divertida en mis labios cuando dijo que no me acostumbrara a aquello. Yo simplemente me alcé de hombros y seguí mirándolo con una sonrisa

- Será una lástima, me la había pasado tan bien contigo, aunque quizás debamos esperar a que te dés cuenta de que te encantaron mis besos y quieres otros - dije coqueta mientras jugueteaba con su corbata.

Sonreí cuando él dijo que tendía a exagerar un poco las cosas, su énfasis a la palabra poco hizo que yo soltara una risita. Entonces me acerqué a él y pasé una mano por sus cabellos, desórdenandolos un poco.

- Así me gusta, te ves mucho más...no guapo....te ves más Sirius Black - concluí con una sonrisa en verdad brillante. No recordaba cuando había dejado que mi cuerpo reaccionara como quisiera. No sabía cuánto hacía que no me comportaba como deseaba hacerlo.

Me alcé de hombros, quizás sólo eran besos, pero a mí me gustaban demasiado. Él besó la comisura de mis labios y se alejó hacia el castillo. Yo bufé y tomé su mano para jalarlo hacia donde estaba yo.

- ¿Y si mejor nos quedamos? - le sugerí mientras dejaba un reguero de besos por la delicada piel de su cuello y su mandíbula

él preguntó como sería ser más Sirius Black y yo fingí meditarlo mientras me acercaba a él y le sonreía divertida.

- Bueno, tendría unos ojos azules muy bellos, su nariz sería recta, sus labios...una delicia - dije mientras delineaba éstos con un dedo - tú ya no puedes ser más Sirius Black, así estás perfectísimo

Al parecer ahora él no se opondría a que yo siguiera besando su cuello así qeu seguí haciéndolo y lo mordisqueé un poco cuando preguntó por mis compañeros.

- Poco me importa lo que piense la gente de mí, Black, y no te preocupes por mi hermano, es un vago que se levanta cinco minutos antes de que inicie su clase - respondí desabrochando su corbata - a ti no te preocupa que tu club de fans vea como permites que una Slytherin te bese así? - pregunté volviendo a besar sus labios con suavidad pero con gran pasión.

Sonreí con él al decir que se volvería más ególatra y yo me alcé de hombros, podía lidiar con ello y sabía que los elogios siempre gustaban a cualquiera. No era necesario decirlos en este caso, pero yo quería que Sirius supiera qe me parecía de lo más atractivo.

- Cariño, parte del atractivo son los defectos, y si los tienes, sabes esconderlos muy bien - susurré divertida contra su cuello mientras mis manos comenzaban a desabrocharle la camisa.

La verdad no me dirían nada, ya todos sabían que yo no era una chica que me gustara sentar cabeza, y aunque no me agradaban, tenía mis encuentros con chicos de otras casas, a nadie le importaría que fuera con Black.

- Bueno, si parte de tu club de fans está en Slytherin sentirán mucha, mucha envidia y yo podré decirles a todas lo increíblemente sexy que eres y lo bien que besas - respondí contra sus labios para morder suavemente su labio inferior

Sirius apartó mis manos de su camisa y las matuvo sujetas entre las suyas mientras yo lo miraba con un gesto de "ternura" para luego sonreírle seductoramente. Me acerqué hasta dejar nuestros cuerpos rozarse y me incliné para hablarle al oído mientras liberaba mis manos y éstas comenzaban a acariciar su bien formado abdomen.

- No te quiero como escultura de hielo, estarías frío y no te moverías...además, sin duda creo que podrías ser mucho más sexy...estando más...caliente - dije con el mero propósito de incitarlo - pero hasta ahora no veo muestras de que tú estés interesado en pasar un rato conmigo Black, de ser así ya habrías sugerido un lugar donde pudiéramos estar a solas y con más...calidez

Yo sonreí al oírlo hablar y no pude evitar el gesto de besar sus labios, esta vez sin amago de ser seductora, simplemente me nació hacerlo y decidí no darle muchas vueltas a ello.

- Aún siendo una estatua de hielo creo que estarías igual de sexy, Sirius - le comenté mientras sentía como se colocaba detrás de mí. Un escalofrío me recorrió entera al notar su boca de mi cuello a mi oreja.

Sirius tenía algo que me hacía estar siempre atraída por él, no solamente era su físico, era su actitud, diferente a la de todos los chicos a los que conocía y a los que había inducido a los mortífagos. Él era diferente...y me encantaba.

Moví mi rostro un poco para poder morder su labio de nuevo, esta vez como una mera caricia algo sensual. - Vaya, me la pones difícil, pero creo que conozco un lugar, perfecto, no está lejos y no tendremos que pasar por el castillo.

Casi sin pensar, tomé su mano y comencé a conducirlo al bosque prohibido, había encontrado una cabaña algo oculta entre la maleza una noche que me había quedado perdida en mi segundo año. Desde entonces la utilizábamos mi hermano y yo para cualquier cosa y estaba en excelentes condiciones para que Sirius y yo pasarámos ahí un buen rato.