Verloren {Sirius Black}

Hogwarts no era taaaan desagradable como creía... vale, estaba plagado de asquerosos sangresucia y amantes de los sangresucia, pero al menos había gente decente y educada que dejaba muy en alto el nombre de sus familias: Los chicos Lestrange, los Black, los hermanos Hayes... en fin, gente civilizada con la que podía relacionarme sin temor a que se me pegara la inmundicia.

Doblé por un corredor y empecé a bajar las escaleras, pero en ese instante a las muy... bueno, a las escaleras se les ocurre cambiar de lugar. ¿Cómo se supone que voy a llegar a mi sala común si las escaleras complotan contra mí? ¡Esto no es justo! ¡En el séptimo piso de nuevo! ¡No es posible! pero si acabo de bajar... ¡argh! cómo detesto este castillo. ¿Por qué diablos complican la vida de los estudiantes haciendo que las escaleras se muevan, giren, cambien de lugar y eso? En mi antiguo colegio no habían tantas tonterías que sólo hacen que pierdas el tiempo... ¡Ingleses! ¿Quién los entiende?

Vale... creo que era por aquí... no, ya he pasado por este pasillo antes... ¿o no?
¡Maldición!... creo que me he perdido

¿Cuántas vueltas le había dado ya al castillo sin poder llegar a mi destino? No lo sabía y tampoco quería saber o me enfadaría más de lo que estaba. Ya estaba harta de que todas las escaleras se movieran justo cuando yo intentaba pasar por ellas.
- Aufhören! - dije enojada cuando la escalera maligna volvió a moverse. ¿Qué no se cansa de torturarme? Avancé un par de pasos sólo para darme cuenta, muy a mi pesar, que había regresado al mismo pasillo en donde había estado hace varios minutos. Iba a empezar con un no muy agradable repertorio de insultos de toda clase en mi lengua materna, cuando una voz atrajo mi atención: Sirius Black.

Sirius Black... tuve que contener las ganas de relamer mi labio inferior cuando lo vi, con su pinta de chico malo y medio despeinado. Seguro había estado jugando Quidditch de nuevo. Sonreí cuando me dijo que él en mi lugar se saltaría las clases y me acerqué a él, caminando con coquetería - el problema es que yo no soy tú, Black - dije en tono divertido - pero tal vez podrías guiarme a mi siguiente clase... o... - me quedé callada unos segundos para ver su reacción - o tal vez quieras saltarte las clases conmigo... ¿qué dices? - pregunté con malicia. Yo no me iba con rodeos y mucho menos con Sirius Black.

¿Que qué clase me tocaba? yo no tenía idea, no recordaba el nombre en inglés. Me encogí de hombros con una sonrisa y simplemente le respondí en alemán - Verklärung - dije mientras lo miraba algo frustrada por no recordar el maldito nombre en inglés - McGonnagall - agregué como para que me entendiera y supiera a qué clase me estaba refiriendo. De cualquier forma, hoy repetiríamos el tonto hechizo de convertir un erizo en alfiletero y viceversa y, para mi suerte, me salía bastante bien.

Habían varios chicos que pasaban y se me quedaban mirando, nuevamente como el bicho raro de la escuela... detestaba a los que sólo se acercaban a preguntarme si de verdad hablaba alemán o los que se quedaban mirándolo para que los maldijera en alemán... o sea, el idioma es extraño, ¡pero no por eso yo soy un animal en un zoológico! Ni modo. Sin embargo, el enojo se me pasó al ver la mirada que me dedicaba Sirius y sonreí con picardía - te recuerdo que aquí la nueva soy yo y no conozco todo el castillo... ¿qué dices, Black? ¿no quieres mostrarme los lugares inexplorados de Hogwarts? - dije mientras acomodaba mi cabello y dejaba que ondeara un poco... esa maldita manía que tenemos las veelas de jugar con el cabello.

Asentí cuando me dio el nombre de la materia en inglés. Odiaba el inglés, sonaba tan... no sé, desagradable... aunque no tanto como el francés, claro está. Si alguien se aparece hablándome en francés, le mandaría miles de crucios hasta que muriera.
- Eso, transformaciones - dije con algo de dificultad. Sabía el idioma, sólo que a veces tenía unos cruces mentales de idiomas y mi cerebro se hacía un lío... pero lo llevaba bien. Le dediqué a Sirius una sonrisa de agradecimiento, por lo general la gente se burla cuando digo una palabra en alemán porque se me olvida cómo decirla en inglés.

Sin embargo esa sonrisita de agradecimiento se convirtió en una sonrisa coqueta y maliciosa... así que sabía alemán... Sirius Black era una cajita de sorpresas y yo estaba dispuesta a conocerlas todas - das ist perfekt - dije con una sonrisa cuando mencionó el baño de prefectos y negué con la cabeza cuando preguntó si prefería alguna galería - nein, nein... die Präfekt Badezimmer ist perfekt - dije sin borrar la sonrisa y cogiendo su brazo - guíame - murmuré mientras lo miraba fijamente.

Puse una mueca de disgusto al notar cómo se reía... de acuerdo, podía resultar gracioso, pero ya estaba harta de que todos se burlaran de mí. No era nada fácil dejar tu vida, tus amigos, tu casa, tu escuela y tu idioma, para venir a un nido de asquerosos sangresucias y amantes de estos seres repugnantes... en fin.
Aunque el enojo se me borró al ver que correspondía mi sonrisa... Sirius Black jugaba el mismo juego que yo y ninguno jugaba a perder, aunque sabiendo ambos las reglas del juego, ambos salíamos ganando.

Caminé a su lado, sin decir absolutamente nada, cogida de su brazo y riendo interiormente por las caras y muecas que nos ponían los chicos de otras casas al vernos pasar. No aguanté una pequeña risita al ver la cara de indignación de una leona de Gryffindor... ya daba igual; le dediqué una sonrisa sarcástica y seguí omo si nada, con la frente en alto, caminando del brazo de uno de los chicos más guapos de Hogwarts. - ¿No te van a extrañar tus compinches? - pregunté cuando estábamos relativamente cerca de nuestro destino... no es que me preocupara lo que piensen los merodeatontos, pero no me gustaría nada que me interrumpieran la diversión.