Noventa bajo cero {Sophie}

Odiaba mi insomio, ya eran como las cuatro de la mañana y yo no podía pegar el ojo, así que decidí que saldría un rato a despejarme. Me coloqué el uniforme de una vez y me coloqué mi bufanda alrededor de mi cuello. Salí de mi sala común, no sin antes sacar un par de cervezas de mantequilla que mi hermano, Henry y yo habíamos escondido en uno de los taburetes en los que nadie se sentaba.

Salí del castillo y al instante sentí un frío desgarrador, pero yo ya estaba acostumbrada al frío así que seguí caminando por ahí mientras jugaba con la nieve en mis zapatos, sin embargo aparecí una pequeña llama para que me siguiera y me calentara un poco. Al acercarme al lago, observé una figura recargada en un árbol y sonreí al notar que se trataba de Sirius Black.

Sin decir nada me fui a sentar a su lado y le tendí una de las cervezas de mantequilla, quizás una madrugada despierta no fuera tan mala.

Me sorprendía que Black no me soltara un comentario sarcástico nada más aparecerme, al contrario, tomó la cerveza que le ofrecía y bebió de ella con toda la naturalidad del mundo, cosa que me agradó y me hizo sentir satisfecha, me daba la impresión de que tendría las cosas más fáciles si se trataba de Sirius y una vez consiguiéndolo, James Potter sería juego de niños.

Él me ofreció las grageas y yo tomé un par, si alguien nos viera pensaría que éramos amigos de toda la vida, ahí sentados compartiendo lo que teníamos en silencio, sin ningúm comentario sarcástico. Lo oí preguntarme si la conciencia no me dejaba dormir y yo sonreí.

- ¿El mismo problema contigo, Black? - respondí con la misma sonrisa y guiñándole un ojo, luego vino el si lo acusaría o no y yo me reí mientras le daba un trago a la cerveza de mantequilla - ¿Yo acusarte? Sería una estupidez tomando en cuenta que yo traigo las cervezas ¿no te parece? - pregunté con una sonrisa divertida.

No pude evitar soltar una carcajada al oírlo decir que los ronquidos de Lupin no eran una canción de cuna y le di un trago a la cerveza de mantequilla para luego mirarlo fijamente, pero sin perder la sonrisa.

- Bueno supongo que entiendo, pero yo tengo problemas de insomnio desde niña, y a tu amigo bien podrían ponerle un hechizo silenciador por las noches o bien, tápate las orejas con una almohada Black - le ofrecí como solución a lo de los ronquidos.

Él hizo el cuento de lo que yo diría si nos atrapaban así y yo negué con la cabeza. Si fuera otra persona, probablemente sí hubiera hecho eso, pero había algo en Sirius Black que me llamaba a quedarme a su lado, además de mis intentos, claro.

- Qué imaginación tienes, es sorprendente Sirius, yo no habría podido tramar algo así en tan poco tiempo...bueno, a decir verdad sí, pero para que yo pudiera decir eso, tendríamos que estar en una posición algo más...comprometedora ¿no te parece? - pregunté con una sonrisa algo seductora mientras conducía una de sus manos a mi cintura y me colocaba de lado junto a él, siempre sin desviar mi mirada de sus ojos

Sabía que mis consejos irían a oídos sordos, había aprendido que Sirius Black iba a la suya, no tomaba consejos de nadie y hacía justo lo que creía que debía hacer, como darle la espalda a su familia, eso no cualquiera lo haría y la verdad era que lo admiraba por el coraje que tenía.

Seguramente, Sirius seguía pensando en que la conciencia era lo que no me dejaba dormir, pero en realidad no era eso, cuando tienes tantas cosas cargando, aprendes a que lo pasado, es pasado y que no puedes hacer nada, así que pese a mi conciencia, dormía bastante bien la mayoría del tiempo, claro que también tenía muchas pesadillas de vez en cuando.

Él me siguió la corriente y yo lo miré mientras él me colocaba un mechó de cabello por detrás de la oreja, sentí la comisura de sus labios por mi mejilla y ante su comentario yo reí un poco para acariciar su cuello con las yemas de mis dedos.

- No estás del todo bien informado, Black, el veneno no sirve si se escupe, lastima más, si se inyecta - dije con un tono cadencioso en la voz para acercar mi boca a su cuello, mordiéndolo suave pero incitadoramente

Sentía los dedos de Black en mis cabellos y yo sonreí con malicia, al hablar del veneno sabía que bien podría decir que no sabía nada, pero Black no era idiota, sabía que no era para nada buena, así como tampoco sabía hasta que grado llegaba mi maldad y eso era algo que no deseaba. Por una parte porque quería que confiara en mí...y otra más oculta me impedía que lo conociera porque...porque no quería que Black tuviera una mala impresión de mí

Él jaló mi cabello para que yo lo viera a los ojos y yo sonreí malévolamente después de oír su pregunta, entonces pasé una pierna por su cintura y lo dejé recostado en el piso para quedar yo a horcajadas sobre él.

- No, si te lastimara me privaría de un muy buen rato, además mi intención jamás ha sido lastimarte Black, eso sí lo aseguro - dije guiñándole un ojo coqueta mientras mi mano acariciaba su pecho.

Desde que mi hermano y yo habíamos decidido que nuestros principales objetivos serían Black y Potter, yo había sentido una especie de...fascinación por el primero. Siempre me había parecido digno de mención Sirius Black, se había fugado de su casa y había decidido ir en contra de los suyos. Uno pensaría que lo hacía por ser una buena persona, pero yo sabía que aún así, darle la espalda a la familia, no querer ser parte de ella, era rebeldía, y ésta significaba un deseo de libertad, y eso, bien llevado, lo haría ver que mi propósito no era del todo malo.

Una cosa llevaba a otra, quebrar las reglas, aunque fuera por hacer bromas, acababa en lo mismo y yo me aseguraría de que Black y Potter terminaran por aliarse con nosotros, eso o dejaba de llamarme Sophie Hayes.

Sirius comenzó a aacariciar mis muslos y pese al placer, yo sabía mis metas, no me dejaría llevar del todo porque necesitaba conducirlo a él. Detuvo mis manos sobre su pecho y yo lo miré. Me alegraba oírlo decir que nadie lo lastimaría, otro paso cubierto. Cuando me preguntó que qué era lo que pretendía, sonreí coquetamente y me incliné hacia su oído.

- Pretendo demostrarte lo bien que nos la podemos pasar si seguimos teniendo problemas de conciencia Sirius - murmuré sensualmente para luego morder el lóbulo de su oreja

Sabía que entrar de lleno al mundo de los merodeadores no sería sencillo, había miles de cabos que atar antes de que pudiéramos lograr nuestro objetivo, y a veces había comprendido que, haciéndose la víctima, uno podría lograr miles de cosas, pero por ahora debía de controlar otros pequeños detalles que podrían hacernos caer.

Hablando en serio, me intrigaba mucho todo lo que había detrás de Sirius Black, a diferencia de lo que ellos pensaban, nosotros habíamos aprendido a no subestimar a nadie, mucho menos a juzgar a alguien sin conocerlo verdaderamente, aunque el prejuicio contra los impuros nos dificultaba un poco el trabajo. Afortunadamente ni Potter ni Black eran impuros, lo que me conseguía una ventaja.

Sirius tomó mi cabello y yo sonreí al sentir el escalofrío que había sentido, sin embargo él me apartó y yo sólo lo miré sin que se notara ninguna molestia en mi mirada. Por dentro quería golpearlo porque era verdad que quería pasar un buen rato con él.

- Vaya, no te agrado porque soy Slytherin, seguramente, pero te diré una cosa Sirius, tú y yo somos muy parecidos y son esas semejanzas las que no te agradan porque generalmente los defectos de nosotros mismos que vemos reflejados en otros, nos molestan sobremanera. Tú desafiaste a tu familia, no queriendo ser como ellos y yo voy a la mía sin importar lo que piensen los demás. No temes decir lo que piensas y yo nunca me quedo callada cuando algo me fastidia....así o sigo la lista?

Eso es lo que tú crees Black pensé mientras decía que podría reconocer a otro sádico después de haber vivido 17 años con su familia, pero yo le demostraría lo equivocado que podía estar, sí que era igual o peor que su familia, pero eso no significaba que todos teníamos los mismo rasgos, no señor, yo me haría pasar por víctima y veríamos quien era el que acababa confundido.

- Si crees que lo sabes todo, estás muy equivocado Sirius, quizás tu familia sea sádica y malvada, tú te desligaste de ellos y pareces poco afectado, pero te aseguro que tu familia no te torturó cuando eras un niño - le dije sin perder la calma, me pidió que no hablara de su familia o de que creía conocerlo, lo que no sabía es que yo conocía más de su historia de lo que él podría imaginarse, pero claro que no le diría nada de ello - de acuerdo, no volveré a tocar el tema, y yo que creí que tú no serías tan prejuicioso como el resto de tu familia...pero al parecer hay cosas de las que no puedes desprenderte.

Él me tendió las grageas pero yo no tomé ninguna, la verdad me sentía bastante decepcionada de que se hubiera retraído, y sólo era por el hecho de que en verdad quería pasar un buen rato con él, claro que no se lo demostraría nunca. Él preguntó por mis Navidades y yo me alcé de hombros

- ¿Para recibir un par de latigazos de regalo? No muchas gracias, supongo que las pasaré con mi hermano en un lugar donde mis padres no puedan encontrarnos - susurré mientras recogía mis piernas y recargaba mi cabeza en mis rodillas. El gesto nada más era para que mi blusa se levantara un poco, así quizás Sirius notaría las gruesas heridas que tenía en mi espalda y que mi padre había ocasionado las vacaciones anteriores.

Vaya, las cosas comenzaban a calentarse, así que decidí dejar los temas escabrosos de lado. Por eso sabía que Potter sería más fácil de convencer, él había crecido en un hogar mejor que el de Sirius o que el mío, además de que él tenía un corazón más bondandoso por no haber tenido una familia como los Black y aunque Potter fuera un blanco más fácil, había en Sirius un algo que me fascinaba de maneras inimaginables.

Cuando me recargué en mis rodillas sentí como una mano de Sirius comenzaba a delinear con su dedo los latigazos que había en mi espalda, cuando me solto, lo voltee a ver y observé con curiosidad como se tocaba el hombro. Al parecer él también tenía un regalo que le había heredado su hermosa familia.

- ¿Te quedarás aquí hasta que comiencen las clases? - pregunté mientras me levantaba, aunque el calor no me encantara, el frío ya empezaba a cobrárselas muy caras y me apetecía entrar a regular un poco mi temperatura ya que al parecer esa era la única opción que me quedaba.

No quería irme, más bien no quería alejarme de Sirius y esperaba que entrara conmigo, así que le tendí una mano a ver si decidía regresar conmigo dentro.

Por un momento me agradaba saber que Sirius había accedido a acompañarme por las buenas, eso quería decir que no le fastidiaba tanto, sino me habría mandado a volar. Comencé a caminar a su lado y le di un trago más a la cerveza mientras intentaba controlar los escalofríos que sentía. No creí que se sintiera el aire tan helado hacía unos pocos minutos.

Me detuve un poco al ver cómo el sol comenzaba a salir, claro, eran apenas unos débiles rayos, pero dentro de poco podríamos gozar de un poco más de calor. Miré a Sirius con una mirada algo melancólica y luego la desvié.

- Sí, ya, tengo a mi hermano, pero no te imaginas lo que tengo que hacer para poder contar con él - susurré mientras metía mi mano libre a la bolsa de mi túnica, intentando calentarme un poco. No sabía que tanto necesitaría fingir para poder lograr quedar como víctima ante Sirius, eso dependía de que tan prejuicioso fuera y que tan capaz era de olvidar que era una Slytherin.

Sonreí falsamente cuando me dijo que podría encontrar otra familia que me acogiera, como si eso fuera tan fácil.

- Tú tienes grandes amigos que vale la pena conservar Sirius, si yo decidiera irme de mi casa, ninguno de los míos se motraría dispuesto ayudarme simplemente por el hecho de que, si yo me voy de mi casa, será con los pies por delante - dije hacinéndole referencia de que la única manera de uqe me dejaran marchar sería muerta.

Él dijo que podía pasar navidad aquí, pero yo lo dudaba, nos iríamos a algún lado donde podríamos estudiar lo que verdaderamente nos interesaba.

- Tú tuviste suerte sabes, te fuiste de tu casa y sólo te desheredaron y te quitaron del árbol familiar, si yo contradigo a mi familia, no me pasará eso, a mí me matarán si lo hago, afortunadamente a mis padres les gusta pasar las vacaciones solos...sino...

La verdad no quería seguir hablando de la familia con Sirius, de hecho quería comenzar a entablar otra conversación en la que pudiera ponerme en un papel más amigable y entonces recordé el pasado juego de Quidditch en el que le quité la quaffle así que decidí cambiar un poco el humor. Sin que me viera, le quité las grageas de la mano y le sonreí coquetamente.

- Lento igual que con la Quaffle, Black ¿qué pasa con tus reflejos eh? - pregunté coqueta mientras me metía una gragea a la boca y luego hacía una mueca por lo ácida que estaba - ugh! creo que era de...de...mejor no quiero pensar de que era esa cosa

Me quejé y tomé un largo y lento trago de cerveza de mantequilla para quitarme el mal sabor de boca y luego le dirigí una sonrisa divertida y sincera, verdaderamente sincera a Sirius.